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CARNAVALES DE OLAZAGUTÍA

Se celebran el viernes y sábado de Carnaval y hay tres personajes principales: Mari Arroka, los Zamarraundis y los Zamartxikis.

El viernes es el día de Mari Arroka, es ella la que da inicio al carnaval del pueblo. Mari Arroka se desplazaba de un monte a otro volando encima de una hoz de fuego. Actualmente recorre las calles encima de un carro tirado por los Zamarros y ayudada siempre por su hoz de fuego. Cuando llega a la plaza del pueblo da la bienvenida a los Carnavales.

El sábado, los Zamarraundis y los Zamartxikis se preparan después de la comida popular para recorrer las calles del pueblo ayudados de la música. Encabezan el desfile el alcalde y la alcaldesa, el cabrero, el cura y el médico. En épocas anteriores los chicos pedían parte de la cosecha en las casas para posteriormente venderlo y pagar así a las autoridades locales que participaban en el evento.

Los zamarros intentan asustar a las personas que observan su desfile en las calles. Llevan un carro lleno de tierra que lanzan a las personas que no van disfrazadas. Cuando llegan a la ermita de San Sebastián bailan la jota y al llegar a la plaza finalizan su recorrido bailando el zortziko de Olazagutia. Para bailar este baile los Zamarraundis y los Zamartxikis sacan a bailar una a una a las chicas o neskas. La fiesta finaliza con una cena.

ORIGEN DEL CARNAVAL RURAL

El carnaval que se celebra hoy día se recuperó en el año 1992. Hasta el año 1937, sin embargo, los carnavales de Olazagutía se celebraban durante tres días:

EL DÍA DE LARDERO: En este día el cabrero, los vaqueros y los guardas del bosque salían postulando, pues para pagar la labor de estos personajes y del médico del pueblo, se ofrecían dos entregas de cereal al año. Este día el cabrero entregaba en el Ayuntamiento el cereal recogido. Al cabrero le obsequiaban con chorizo, tocino, cabezas de maíz…

DÍA DEL «DOMEKA ZAMAR TXIKI» O DOMINGO DE CARNAVAL: Los Zamar Txikis se pintaban la cara de negro, o bien llevaban una máscara de oveja o de oso. Portaban cencerros o cascabeles distribuidos en collarones de cuero.

Ahuyentaban a los niños y a los que no estaban disfrazados, procurando ensuciar la cara con el barro o estiércol que escondían en la mano.

Algunas chicas portaban como sombrero la cestera de la iglesia, adornándola con cintas de colores. Sobre la espalda llevaban una colcha a modo de capa y la cara con un trapo blanco.

Los niños gritaban a los Zamar Txikis: «Zomorro Txiki, txikitxon, la campanilla y el pantalón».

«ZAMAR HAUNDI EGUNA» O MARTES DE CARNAVAL: Los Zamar Haundis llegaban a todos los rincones. Sobre las faldas oscuras, cogidas a la madre o a la hermana, portaban dos pieles de oveja, una por delante y otra en la espalda cubriéndose con ella la cabeza. También portaban faras y llevaban el rostro enmascarado con un trapo blanco.

Una de las características de estos personajes era la agresividad que reflejaban en sus actos. Los niños se vengaban gritando: «Zamarro kaskarro, tripas de pájaro, tú con la bota y yo con el jarro». Cuando oían los irrintzis y los cencerros de los zamarros tenían que correr y esconderse.

El baile concluía con el zortziko, la jota y la porrusalda, desapareciendo las máscaras cuando tocaba el «Ave María».