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ANTIGUA ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DE BELÉN

Fuente: Fermín de Leizaola (1975).

A poco más de 500 metros al oeste del casco del pueblo, entre la vía férrea y el río Burunda se encontraba la hoy desaparecida ermita de Nuestra Señora de Belén, también conocida como de Santa Ana. Situada paralelamente a la carretera y a la vía del tren, tenía el aspecto de un gran caserón, y sólo la espadaña coronada por una cruz de hierro forjado que la coronaba le daba la imagen de ermita. Por delante pasaba un carretil, probablemente la antigua calzada romana.

La planta era rectangular con gruesas paredes de mampostería hechas de arenisca amarillenta y en las esquinas piedra de sillería. Las esquinas como las fachadas norte y sur tenían cuentrafuertes, ocho en total.

La fachada principal miraba al sur y tenía puerta de arco de medio punto con dovelas y clave. La puerta era de doble hoja con herrajes. En esta fachada disponía de dos ventanas y cinco ventanucos.

En el interior, el altar estaba adosado en la pared oriental y el suelo estaba formado por losetas rectangulares de ladrillo macizo. También existía un coro sostenido por vigas de roble.

La techumbre era de maderamen de roble y la cubierta era de dos aguas. La teja utilizada era la árabe y la espadaña era de una sola campana.

En 1971, las autoridades civiles y eclesiásticas, visto su deterioro, decidieron derribar la ermita. La teja se aprovechó para reparar la iglesia parroquial y la piedra fue vendida. Entre estos materiales se encontraron fragmentos de estelas y un capitel, todo ello de caliza blanca.

La ermita de Nuestra Señora de Belén era ya en el siglo XVI la más importante y mejor conservada después de la parroquia. En Olazagutía existieron otras ermitas, como la de San Esteban, que se encontraba cerca de la fábrica de cementos y la de San Adrián que se situaba en las laderas hacia Urbasa. Actualmente, además de la ermita de San Sebastián, existe otra pequeña ermita propiedad de Cementos Portland.

Tradiciones relacionadas con esta ermita:

Según López Selles (1973) la víspera de San Juan los jóvenes de Olazagutía solían ir a la noche hacia Ziordia para ver allí las hogueras. Al día siguiente, de madrugada, subían con los jóvenes de Ziordia hasta la fuente del Batueko y de allí, después de comer algo, bajaban mojándose con el rocío de la noche. Según las creencias de la época, ese rocío tenía propiedades especiales. Bajaban hasta la ermita de Belén donde muy de mañana oían misa, comían queso y bebían vino en los katilus de plata. La tradición de ir a la fuente de Batueko en la víspera de San Juan ha perdurado hasta nuestros días. (Ver sección festejos).

Esta ermita, asimismo, era visitada cuando había fuerte sequía y se realizaban rogativas.

El día de Santa Ana, 26 de julio, se celebraba hasta 1936 una misa mayor a las 11 horas a la que acudía todo el pueblo con el Ayuntamiento en corporación. En comitiva se iba desde el pueblo y se tocaba el «txuntxun». Igualmente se tocaba en la campa de Azpiko Dermio una vez terminada la misa y besadas las reliquias. Se organizaba una alegre romería con zortzikos y kalejiras.